DEMONIO ABORIGEN de Rudy Frisancho
Posted: sábado, mayo 05, 2012 by Walter L. Bedregal Paz in
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GRACIAS POR ESTE REGALO EXTRAORDINARIO: DEMONIO ABORIGEN
Demonio aborigen
Rudy Frisancho
Serie: Letras de la poesía latinoamericana Nº 06
Grupo Editorial Hijos de la lluvia
Pp. 58
Pp. 58
Lima, 2011
Walter Paz Quispe Santos
Pocas veces he tenido la suerte de leer un libro confesional cuyo
hálito emocional nos impele. Pocos poetas han conseguido una profundidad
y plenitud en su poesía. Esa intensidad
sentida en los caminos del infierno helado que nos presenta Rudy
Frisancho, no hace, sino mostrarnos las gradaciones ...de un espectro
humano, por eso no necesita de premios porque su designo es crecer por
una vía desconocida. Esa que eligen pocos poetas y porque saben que hay
que ser incendiarios en la metáfora, parricidas generacionales, poesía
que quiere ponerle una bomba al mundo. A veces me doy a pensar si el
impulso de escribir no nació del deseo de pagar una deuda y de rememorar
capítulos de nuestra propia vida. Poemas recalentados en el horno de la
evocación. Ese millón de recuerdos asesinados en el matadero de la
memoria inmediata, el crematorio donde se salvan. Todo hacinado en una
bodega fabricada por el tiempo. Pasados imperfectos, donde se respira un
aire de encierro, pero también algo de fragancia tenue de los
sentimientos desvanecidos. También esa alegría personal en esa actitud
reminiscente. Unos cuantos dioses. Muchos amores. Ebriedad
consuetudinaria. Se trata de las potencialidades desbocadas de la vida
del individuo en el mundo que de pronto habla con la voz de los
subterráneos. Rudy Frisancho no busca el veraneo del alma tranquila,
sino la expresión total del hombre. No está en la línea de los modelos
puros y perfectos (en la que se obnubila alguna crítica) sino justamente
en el “pathos” de todas las pasiones. Rudy Frisancho ha creado su
propio campo de batalla en su misma persona y en este tiempo. Ahora su
voz truena como los poetas malditos para desesperación de esta bárbara
civilización. “Demonio aborigen” es el subrayado enérgico de la
literatura que funda su propio nodo contra los tonos solemnes que
enrarecen las letras como si escribir fuera un campeonato gris en
lontananza.