TRIBUTO A LUZGARDO MEDINA EGOAVIL (Arequipa, 1959 - Arequipa, 2015)

Posted: domingo, febrero 21, 2016 by Walter L. Bedregal Paz in
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Tributo a la Poesía
"Cielo de relámpagos"
 Juliaca 2016

Juliaca lee en voz alta los versos de la poesía,  desde este jueves 25 de febrero hasta el domingo 28 de febrero del presente, en las instalaciones de Real PLAZA - Juliaca.



Luzgardo Medina Egoavil. Estudió Ciencias Jurídicas y Políticas en la Universidad Católica Santa María (Arequipa). Obtuvo el Premio Nacional “César Vallejo”1994, de diario El Comercio. Ganó el Premio Nacional de Poesía “Municipalidad de Paucarpata” 1993. Por su libro “Avatar”obtuvo mención honrosa en el Concurso Nacional de Poesía de la Asociación Cultural Peruano Japonesa del Perú (1994). Ha recibido el Premio Copé de Bronce en XIII Bienal de Poesía “Premio Copé Internacional 2007” , Le fue conferido el Segundo Premio Regional de Cultura del Instituto Nacional de Cultura del Cusco (2007). Ha publicado La boda del dios harapiento (1981), Cuervos en Sodoma y Gomorra (1983), Ad libitum(1995), Contra los malos presagios (1995), Avatar (1996) Rostros del sueño (2005),Nada (2007), Bajas pasiones para un otoño azul (2008), Cronología del equilibrio (2008). Actualmente trabaja en la Sub Gerencia de Cultura de la Municipalidad Provincial de Arequipa como Artista II. Fundador de la revista Eclosión que realizó gran actividad cultural en la década del 80 dentro del ámbito surperuano. Fue Diputado del Parlamento Mundial para Seguridad y Paz (1994). Como periodista estuvo comprometido con la defensa de la ecología y al estudio del folclor. Fue Presidente del Sindicato Centro Federado de Periodistas del Perú.

A: Pedro Lemebel, poeta de los marginados.

Un poeta acaba de morir al sur del adiós. En la misma premonición.
Ni por simpatía le regalaron un minuto con gran dosis de azúcar.

Murió el poeta y ya. Se siguen destapando las botellas aveces sin motivo
Y dando recompensa a quien nos traiga de las orejas al narrador
De lo innombrable, a quien desde la ebriedad nos hace oler
Ese montón de sillas apiladas en un rincón del desierto.

Se fue el poeta. Se murió como un emperador -haciendo bromas-.
Hace tiempo que él era un desconocido y que cambiaba los rumbos
Para que nadie cayera en las garras de quienes hacen promesas de lealtad.

Todos los días alguien muere como un poeta o aprende a morir como un poeta.
No es tan difícil. Hay que aprender a deducir con mucha presteza dónde
Se hacen los besos más perfectos y dónde la ternura es anacrónica.
Hay que intuir si quien regala premoniciones es un creyente legítimo
O simplemente huye pretextando cumplir ciertas infames tareas de amor.

Ha muerto el poeta y parece que se ha llevado sus precipicios,
Sus manglares, su bandada de loros y el armario donde guardaba su rostro.
Murió en el instante preciso, ahora nunca más pagará impuestos a nadie.
Cuando partió el poeta la incolora tristeza fue carcomida por el salitre
Y en lo más alto de la amargura se dibujó, sin prisa, la espada del azar.

Luzgardo Medina Egoavil
Arequipa, 2015 enero 24

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