Monólogo del Aedo
Posted: domingo, mayo 05, 2013 by Walter L. Bedregal Paz in
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Monólogo del Aedo
Fernando Chuquipiunta
Género: Poesía
Colección de poesía: Abismos silenciosos
Nº de la colección Nº 02
Año de edición:
2012
Edición:
1ra. Edición
Fecha de publicación
Diciembre, 2012
Dimensiones:
13.5 x 21.5
Nº de págs.
66
ISBN: 978-612-46080-9-4
Puno es tierra de sicuris y poetas. La música y la poesía calan los huesos como el frío de la madrugada en las alturas. Suelen también las quenas entibiar las soledades del corazón como los hilos de sus vicuñas y sus alpacas. En el aire aún se respira el hálito fecundo de Carlos Oquendo de Amat, de Gamaliel Churata, Alberto Mostajo, Emilio Vásquez. Luís de Rodrigo, Alejandro Peralta y Dante Nava, solo por nombrar los muertos, cuya viva simiente se deja sentir en la voz de las nuevas generaciones.
Entre los contemporáneos, ¿quién no lee al poeta José Luís Ayala? ¿Quién no se interna, motivado por él, en la cultura del pueblo aymara y sale fortalecido? Por él conocemos la más reciente poesía de su tierra, siempre enriquecida de semillas y en constante alumbramiento. Otro de los vates puneños reconocidos es Omar Aramayo. Me ha tocado leer, hace poco, la poesía de Fernando Chuquipiunta, joven poeta de palabra fresca, de poemas humedecidos por la lluvia o recién extraídos de la tierra como tubérculos. Poeta de tierra adentro y cielo abierto. Su fuerza juvenil lo empuja a abarcarlo todo: la agreste geografía con sus ríos, sus pampas, sus encrestadas cordilleras, la sombra de los atardeceres, la lluvia que humedece lejanos peñascos. Poeta identificado y comprometido con la naturaleza y con el hombre, de allí su energía vital. Nada escapa a su mirada, desde una pena fosilizada hasta la más lejana estrella. Se siente en sus versos el rumor del agua que va por los caminos cantando sus charangos. Sabe oír y ver, dice en sus versos melancólicos: los jilgueros del campo/ traen en sus alas amarillas/ las últimas partituras… Hay en las páginas de su libro una visión autobiográfica. Asoman sus padres, los amaneceres, el terruño, el humo de la cocina. La madre que con sus ojos hace crecer las semillas. Mi madre (dice) regresaba después/ de haber pastado con ternura/ los celajes del altiplano. Hay en su voz, sin embargo, desamparo y soledad: Patria construida con palabras/ de infinitas noches amargas. En este recinto casi humano/ hay una lámpara encendida/ con la que entro y salgo/ en busca de alguien que no conozco.
Confiamos en que continuarás depurando tus versos y tus recursos expresivos, Fernando. La poesía es el resultado de la inspiración y el trabajo incesante. Y tú estás dotado para estas batallas.
Arturo Corcuera
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Fernando Chuquipiunta (Huancané, 1987)
Estudia Comunicación Integral en el Instituto de Educación Superior Pedagógico Público de Huancané. Participó del VI Encuentro Nacional de Escritores Manuel Baquerizo Baldeón, realizado en el Centro Cultural de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima, 2007, también participó en los Martes literarios de la Alianza Francesa de Arequipa y en los Viernes culturales del Instituto Americano de Arte de Puno. Organizó coloquios literarios, recitales poéticos, exposiciones pictóricas, simposios históricos y encuentros musicales tanto en Sicuris como en Estudiantinas.
Ha publicado los libros de poesía La Pipa Sinfónica (Huancané, 2006), La crestomatía del tío Arcaico y sus textos literarios (Huancané, 2006), Brío del trovador (Lima, 2007). Además, varios de sus poemas han aparecido en diversas revistas y antologías.
Colaboró en el diario Los Andes y en el diario Correo de Puno. Es activista y promotor cultural.